Diosas de andar por casa

lunes, 7 de octubre de 2013
En plena fase creativa de las diosas del calendario 2014

Retomo mi actividad en el blog para contaros mi primera experiencia en un círculo de mujeres de mi ciudad. Nos reunimos por primera vez un grupo de mujeres, citadas con la idea inicial de dejarnos sentir qué era para nosotras la femineidad. Sin darme cuenta, iba a encontrarme cara a cara con todos los arquetipos de diosas en los que he venido trabajando estos meses, para la agenda y calendario 2014 Las Diosas que hay en Ti basado en el libro Las Diosas de cada Mujer de Jean Shinoda Bolen.


A vueltas con la rueda de los colores para pintar las diosas
Sentadas en círculo y tras las presentaciones de rigor, Mila nos lee el cuento de La Loba, del imprescindible libro Mujeres que correncon los lobos de Clarissa Pínkola Estés.
Dice que es su forma de compartir su necesidad de contacto con la naturaleza, la soledad o la meditación para sentir su esencia de mujer salvaje.

En sus ojos y determinación se puede ver a la independiente Artemisa, diosa de la naturaleza salvaje y la luna, corriendo de noche entre árboles.
Boceto de la independiente Artemisa

















Jugosas como granadas

Marisa a mi lado, saca un pañuelo rojo y coloca una granada abierta en el centro, a nuestros pies. Cuenta que ella no había pensado en eso de la femineidad, pero estando en el campo el otro día con su hijo, éste le preguntó cuándo se sabía que una granada estaba madura.

–Cuando se abre- contestó ella.

Y se dio cuenta de que ese fruto era como la mujer, pues cuando de niña siente el primer dolor de la regla, se abre para sangrar a la tierra. Lo mismo que cuando se rasga para dar vida a un hijo.
Granada símbolo de lo femenino

- Luego- añade -esta bella y complicada fruta recuerda nuestros cambiantes entresijos. Pues cada semilla es perfecta y hermosa y mantiene el mismo sabor dentro de su sofisticado compartimento; al igual que las diversas caras de la mujer forman parte de su esencia.

Puedo ver en Marisa a la estratega y analítica diosa Atenea, maestra a la hora de enseñar lo complicado.




De pronto Marta toma la palabra para confesar que descubrió su femineidad diez años después de parir.

Isis, la Gran Diosa Madre
 -No en el momento de la maternidad, cuando se supone que una debería sentirse más mujer. Fue cuando empecé a aceptar mis diferentes fases y descubrí que lo mismo un día era la mejor amiga que al otro dejaba bastante que desear; o que pasaba de la bondad al deseo de destrucción más absoluta.  Yo me reconozco en esa mujer que acepta sus caras porque todas son yo, como las diferentes semillas de la granada -.  

Y mientras habla atisbo a la Gran Diosa Madre, con toda el ímpetu de su luz y de su sombra, vomitando una realidad que es en sí misma poder: la soberanía de reconocerse y aceptarse.







Mujeres árbol

Al rato, ante la ardua tarea de expresar con palabras  la femineidad, saco yo un boceto de una mujer árbol. Es una silueta conectada a los ritmos de la naturaleza, con el poder de crear, con enormes pechos y caderas.

Surge así mi más espontánea Afrodita, diosa de la creatividad y el amor.
Mi sentir de la femineidad
Ana saca a continuación de su móvil un dibujo de otra preciosa mujer-árbol, tejida por ramas que recorren sus brazos y vivas raíces que salen de su sexo. Mientras la mira nos explica que se da cuenta de que hay aspectos de sí misma que por alguna razón no ha cultivado aún.

-Pero siento que estoy en el camino de hacerlo-afirma.

Bajo mi visión, Ana es la eterna adolescente a punto de cruzar el umbral de la madurez, como la diosa Perséfone, con ganas de dar el salto a chamana y guía como la centrada Hestia.


Femineidad versus debilidad

Helen reconoce por su parte que la femineidad le ha sonado siempre a debilidad, por ello en el pasado se afanó en poner el contrapunto y tirar para adelante con todo

-Creí que la sensibilidad era sinónimo de ser débil. Sin embargo, ahora me doy cuenta de que necesito recuperar mi lado femenino conectado con la tierra, pues veo mucho poderío en las mujeres-.
  
Respecto al hecho de arreglarse, tras un tiempo de tomarlo como algo superficial inventado para esa débil femineidad considera que -cuidar tanto lo interior como lo exterior es venerar al todo que somos-.

Fue como si escuchara a la todo terreno Artemisa transformándose por momentos en sensual Afrodita.

La chica del pelo largo explica sorprendida que ella no pensaba que importara tanto el aspecto exterior. Pero durante la meditación previa, al sugerirse que nos tocáramos aquello que fuera símbolo de nuestra femineidad, ella se ha descubierto acariciándose el pelo.

–Siempre he sentido una fuerza interior que bulle dentro de mi.  Pero también creo que mi pelo es importante como símbolo de mi poder femenino y sería frustrante vérmelo corto-.

Encuentro a otra Atenea poderosa en vías de rendirse a las demandas de su bella Afrodita
La estratega diosa Atenea


Instinto maternal

Tras un silencio, Brigitte explica que ella ha desarrollado sobre todo la fortaleza, pues se vino de Francia hace años y se demostró así misma que podía con todo. Nunca pensó en eso de la femineidad hasta que en los últimos años ha empezado a verse más femenina. Haber engordado unos kilitos le ayudan a verse más redondita y curvilínea.

–Incluso, a estas alturas de mi vida, a los 40, me planteo por primera vez la posibilidad de ser madre-.

Veo aquí a una inteligente y enfocada Atenea tentada en su mediana edad por la manzana de la maternal Deméter.



Almudena por su parte, se arranca a cantarnos el maravilloso tema de Dulce Cuerpo de Rosa Zaragoza para ella una forma de representar lo que es el hecho de ser mujer. Así nos atrapa a todas al escuchar de su voz:
Diosa del amor, Afrodita
                                                     
Dulce Cuerpo, 
luz que me habita
oh amor mío,
oh vida mía
oh salud mía,
oh gloria mía.
Si reconozco mi belleza 
yo permito que ilumine el mundo.
Yo soy hermosa, yo soy completa,
me amo, me cuido, 
me gusto, me deleito, 
mi dulce amor, me amo por siempre.

La nutritiva y dulce Deméter en que está Almudena, en plena crianza de su bebé, abre la puerta a la creativa Afrodita.



La chica del fondo, Claudia, toma la palabra y afirma que ella siempre tuvo una naturaleza maternal:

–Desde pequeña me gusta cuidar a mi gente y me encantan los niños, no lo puedo evitar-.

Boceto de Deméter, la madre
Cuenta que a pesar de que en su ambiente de alguna forma le habían reprochado este instinto, ella defiende esta pasión, pues según su parecer no hay otra cosa igual que el poder de dar vida y busca darle forma de alguna manera.

He aquí a una generosa Deméter en todo su esplendor, sin complejos ni fisuras.


La mujer sentada a mi lado, resalta que la forma de caminar y moverse de las mujeres es en sí femenino:

-No tenemos que hacer nada para ser femeninas, porque nos movemos como una onda,  como el agua, sin quererlo. Y además somos fuertes y protectoras por eso la femineidad se me asemeja a la naturaleza, veo a las mujeres como el sostén de todo.

Me recuerda en su serenidad a la diosa virgen Hestia, centro del hogar.
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Cualidad de diosas

La última en hablar es una joven bailarina que no sabe explicar qué es eso de la femineidad. Dice que nunca ansió ser madre:

–Yo siempre me he visto como hija, amiga, nieta, pero como no mujer. Quizás lo único que me hace sentir más mujer es bailar, pues yo moviéndome al compás entre cuatro paredes me siento libre-.

E invadida por un repentino recuerdo de gozo, añade como cualidad femenina básica la alegría:

-Ante la seriedad de mi padre o abuelo, siempre se me viene la eterna sonrisa de mi madre y el gracejo imparable de mi abuela-.

Veo en ti, bailarina, a Perséfone, arquetipo de hija de la madre, convertida en seductora Afrodita.
Ilustración de Clío



Gracias mujeres del círculo por ayudarme a ver a nuestras diosas dominantes e intuir otras que están deseando salir a la luz.

Sin embargo, pese a que ninguna creímos saber explicar qué era eso de la femineidad, he comprendido que no hace falta, pues la llevamos dentro. 

Qué alegría ser mujer y poder ver a mis diosas particulares y cambiantes reflejadas en cada una de vosotras. Demasiado cerca y hondas como para explicarlas en palabras.  





Al evocar imágenes de las diosas griegas, 
había fomentado la recuperación de una consciencia de diosas en las mujeres; 
era como si hubiera abierto una puerta de comunicación con un mundo paralelo 
donde la divinidad tenía rostro femenino. Jean Shinoda Bolen 


Y tú, ¿cómo sientes la femineidad?

¿Te ha llegado el momento de sentirla más?


 (Las ilustraciones utilizadas son sólo bocetos de mi agenda 2014, excepto la última imagen que es de la excepcional artista Clío)

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